En su segundo largometraje, Welcome to the Rileys, el director de vídeos musicales y comercial Jake Scott, toma el tema más trivial (si no el más completamente roto), el de la historia de una prostituta y el hombre que quiere salvarla. Oh, hay un giro en esta historia, pero esta historia nunca va a trabajar en un nivel realista. Scott consigue buenas actuaciones del trio: James Gandolfini, Melissa Leo y Kristen Stewart.
A pesar de su selección en el Festival de Sundance, en la categoría de Drama, dónde uno espera obras frenéticas y experimentales, la película se siente pasada de moda y un poco alejada del cine indie contemporáneo. La actriz de la saga de Twilight, Kristen Stewart, atrae a un público curioso (y ciertamente satisface esa curiosidad) pero uno no puede aun anticipar mucho trabajo teatral. La película tendrá mejor acogida en DVD.
Doug Leo y Lois Riley son como una pareja del viejo Oeste a la deriva por la vida desde la muerte de su hija adolescente. El mantiene un negocio de suministros de fontanería y pasa sus semanas con juegos de cartas y un romance con una camarera complaciente. Por su parte, Lois tiene agorafobia, por lo que nunca sale de su casa. En una convención en Nueva Orleans, Doug se encuentra con una stripper adolescente (Stewart).
Sin saber exactamente por qué, se convierte en inquilino de su pequeña casa de ratas y se pone a adecentar el lugar, consiguiendo ropa de cama adecuada y trabajando sutilmente en rehabilitarla. Por supuesto, el público sabe por qué ha "adoptado" a una adolescente de la misma edad que su hija muerta. Cuando el marido se niega a volver a casa sin dar explicaciones, Lois se arma de valor y derrota a sus demonios mentales hasta tal punto que es capaz de salir a la calle, coger el coche, y poner rumbo hacia Nueva Orleans. Allí se enfrenta a la difícil situación de su marido y una no-puta siempre agradecida. Ella toma el mando de la situación enseguida e incluso toma el papel de madre con desastrosos resultados. Todo es demasiado obvio y al mismo tiempo inverosímil, pero el guión de Ken Hixon sirve como punto de partida para buenas interpretaciones. Galdofini desempeña la miseria total y la convicción optimista.Su intento de rehabilitación de Mallory tiene un patetismo dulce que casi consigue barrer los tópicos.
Sobre Stewart. Mallory es una persona de poco auto-valor que está decidida a perder lo poco que tiene. Apenas puede relacionarse con los adultos, a no ser que sea con sexo, o más exactamente, según su disponibilidad sexual. La ira y odio hacia sí misma impulsa su cuerpo a pasar los días. Leo, la mujer afligida, ya casi tiene un pie en la tumba, tanto que ha encargado lápidas para ella y Doug. Pero cuando Doug se va a Nueva Orleans, ella supera sus temores, lo cual necesita para alejar el sentimeinto de culpa que siente por la muerte de su hija.La música del score y el punto de jazz dan un poco de glamour en Nueva Orleans, y es una ventaja importante. Sin embargo la película nunca supera la trivialidad de su premisa.